Si tuvieras que elegir un solo día de los 800 días de fiesta que se organizan en las Landas cada año, sería este: el último día de la Feria de Dax, a mediados de agosto.
Tras la última corrida, cuando el sol baña con su luz vespertina la plaza de toros y las orillas del Adour, el tiempo se detiene para un momento de intensa comunión.
Busca sitio en la plaza de toros o en el parque del exterior para asistir a este ritual fuera de lo común: primero, las bandas entran una a una en la arena para formar una única orquesta de casi 300 músicos e interpretar las piezas más significativas de su repertorio: “Agur Jaunak”, una canción vasca que se toca tanto en las bodas como en los entierros, o los famosos “Vino griego” y “Paquito, el Chocolatero”.
Nadie sale indiferente de la ceremonia del Agur. Menos mal que los fuegos artificiales de clausura, tirados desde las orillas del Adour, nos ayudan a recuperarnos de tanta emotividad, marcando el inicio de la noche, la última de la Feria… hasta el año siguiente.