Enclavado entre el inmenso pinar y las primeras colinas de Chalosse, se extiende una tierra llena de contrastes, donde el buen vivir, la naturaleza, el patrimonio, la cultura y la gastronomía se funden armoniosamente. Desde la ribera de Midouze hasta las bodegas de Bas-Argmanac, donde desde hace siglos se elabora uno de los aguardientes más famosos del mundo.