Chalosse y Tursan

El alma de las Landas
Fiesta, música, patrimonio y tradiciones… Chalosse y Tursan son, sin duda, un lugar excepcional donde se elaboran las joyas de la gastronomía landesa: foie gras, magret y confit de pato, aves de corral, buey de Chalosse, y por supuesto, los famosos vinos de Tursan. Ven a conocer esta tierra cálida y acogedora, con sus pueblecitos en lo alto de las colinas o escondidos en los valles.
Saint-Sever a Aire-sur-l'Adour
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Saint-Sever, capital histórica de las Landas

El pueblo de Saint-Sever tiene un patrimonio excepcional: una abadía de finales del siglo X, calles históricas, un convento jacobino del siglo XIII y el Museo de Arte e Historia de Cap de Gascogne, además de muchos palacetes y residencias señoriales desde el Renacimiento hasta el siglo XIX o incluso la Maison Sentex con un increíble conjunto de mosaicos del siglo IV. No te vayas de Saint-Sever sin contemplar la infinita panorámica del valle del Adour y las landas desde el mirador de Morlanne.
Ni tampoco sin hacer acopio de productos locales en las tiendas de productores y conserveros de pollos de corral de las Landas, pintadas, capones, pulardas, foie gras y patos cebados.

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Mugron, entre colinas

Al salir de Saint-Sever, rumbo al oeste hasta el pueblo de Mugron. De camino, no dudes en parar en el Molino de Poyaller, en la Abadía de Maylis o en el Castillo de Poyanne.
En Mugron, tras visitar la plaza de toros de Condrette y el belvedere de la plaza Frédéric-Bastiat, explora tranquilamente el universo de Rouge Garance una tienda-galería de muebles, telas, alfombras, objetos y obras de arte únicas, bajo uno de los techos de vigas más bonitos de Francia.
Para refrescarse, hay que dar un pequeño rodeo hasta la base de actividades al aire libre de Saucille, a orillas del río Adour: un enclave ideal para bañarse y relajarse en el interior de las Landas. Luego dirección a la bastida de Montfort-en-Chalosse a unos 10 kilómetros de distancia. También se puede ir en bicicleta o a pie por la Vía Verde de Chalosse

Mugron - Rouge Garance
Rouge Garance
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Monfort y el Museo de Chalosse

La bastida de Montfort-en-Chalosse ofrece magníficas vistas panorámicas de la campiña landesa. No hay más que comprobarlo en el mirador de la plaza François-Dupaya o en la terraza del restaurante Aux Tauzins. Desde el mercado de abastos, un pequeño circuito conecta las estrechas callejuelas del siglo XIII con los notables edificios del pueblo, pasando por el Jardín de Payot o la Fuente de los Cien Escalones, 150 para ser exactos. No te vayas de Montfort sin pasar por el Museo de la Chalosse, situado debajo del pueblo en el Domaine de Carcher. El museo trata sobre la vida del campo de Chalosse en el siglo XIX y organiza visitas guiadas, exposiciones y actividades para toda la familia.

Tras esta etapa, rumbo al Sur y al Pays des Luys, parando de camino en Donzacq para descubrir el maravilloso universo de la Granja Ducazaux.

Montfort-en-Chalosse - Musée
Musée de la Chalosse
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Gaujacq y Amou, el encanto de Chalosse

Encaramado en un promontorio alrededor del cual se extienden campos de cereales, prados y arroyos hasta donde se pierde la vista, Gaujacq alberga también un notable castillo, una suntuosa residencia señorial construida en el siglo XVII con un «jardín de las delicias», una galería a la italiana y aposentos que han conservado todo el encanto de su época.
Justo al lado se encuentra la asociación «Pépinière Botanique et Plantarium», dirigida por Frédérique y Jean Thoby, que cultivan aquí cerca de 3000 variedades de plantas y organizan cada año el Encuentro Nacional de Viveros Coleccionistas. Una visita obligada para todos los amantes de las plantas y los jardines. Después de Gaujacq, nos adentramos un poco más en la zona de Chalosse, pasando por los encantadores pueblos de Pomarez, lugar destacado de la corrida landesa, y Amou, donde las terrazas de sus cafeterías se animan los domingos por la mañana con motivo del mercado semanal que tiene lugar bajo los inmensos plátanos de La Técouère.

Gaujacq
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Brassempouy y el enclave arqueológico de la Dama

El nombre de Brassempouy es mundialmente famoso gracias a la Dama del mismo nombre, una delicada estatuilla con capucha, tallada en marfil hace casi 25.000 años y hallada a finales del siglo XIX en este pueblecito. El yacimiento alberga ahora un PrehistoSite , que transporta cada año a más de 20.000 visitantes a la Prehistoria gracias a su museo, sus reproducciones de animales a tamaño real, sus talleres y demostraciones de talla de sílex, fuego, caza prehistórica, arte rupestre, confección de adornos corporales… Merece visitar el pueblo por su curiosa iglesia, el restaurante Bocal Local y su comida 100% local y artesanal, o establecimientos de agroturismo como la Granja Moulié, donde el pato es el rey. De camino a Hagetmau, hay muchos puntos en los que detenerse: el hotel-lodge La Petite Couronne, con spa al aire libre calentado con leña y piscina, el Auberge du Laurier , donde disfrutar de una reconfortante y delicada comida, o el hotel-restaurante Halco Lakes, con una espléndida sala abierta al lago y la vegetación.

Brassempouy - Archeoparc
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Hagetmau, deportiva e histórica

El pueblo de Hagetmau con razón es conocido como la Perla de Chalosse. Reconocido como pueblo florido (categoría 4 Flores) y pueblo más deportivo de Francia, Hagetmau cuenta con muchos bares, restaurantes y tiendas. Los entusiastas del deporte y los amantes de la naturaleza quedarán encantados con la Cité Verte, donde podrán disfrutar de una piscina olímpica cubierta, un driving range, pistas de tenis, una pista de atletismo homologada, y kilómetros de sendas a la sombra en las orillas del río Louts y en los alrededores del Lac d’Agès, además de salas de baloncesto, gimnasia, judo y boxeo…
Hagetmau alberga una de las joyas del arte románico de la región: la cripta de Saint-Girons, de principios del siglo XII, que se destaca por sus columnas de mármol rematadas por capiteles con ábacos historiados.

Crypte de Saint-Girons
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Samadety el arte de la cerámica

La siguiente etapa nos lleva de Chalosse a Tursan, donde nos encontramos en primer lugar el pueblo de Samadet. Esta localidad lleva muchos siglos cultivando un saber hacer único y original: el arte de la loza. El Museo de la Cerámica y de las Artes de la Mesa revela los secretos de esta historia a través de más de 300 obras. Un segundo espacio en el corazón del pueblo, la Casa de la Cerámica de Tursan, ocupa la antigua sede de la Manufactura Real de Lozas. Aquí se presenta una colección permanente de más de 130 piezas contemporáneas, así como una exposición de venta. A pocos pasos, Muriel tiene su propio taller donde perpetúa el buen hacer local con talento y pasión.

Samadet - Atelier Muriel
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Geaune capital del viñedo de Tursan

Más al este, hacia Gers, se encuentra la bastida de Geaune. La bastida de Geaune tiene muchos atractivos: una plaza porticada y 25 parcelas estrictamente cuadradas, la Torre de los Agustinos, principal vestigio del convento fundado en 1401, la Iglesia de Saint-Jean-Baptiste de estilo gótico languedociano, un jardín medieval (premio Les Rubans du Patrimoine) y un campanario del siglo XV.

El pueblo es además la sede de la Cave des Vignerons, lugar de venta directa y cata de vinos landeses, y el epicentro del pequeño viñedo de Tursan. Este viñedo «secreto», que ocupa 450 hectáreas repartidas en unos cuarenta municipios, produce vinos tintos, rosados y blancos cada vez más buscados. ¡Y con unas vistas impresionantes de los Pirineos!
Imprescindible hacer una cata de vinos la Cave des Vignerons o en una de las bodegas de la denominación, antes de reanudar el camino en dirección a Eugénie-les-Bains, no sin antes visitar la pequeña aldea de Pimbo, que es la bastida más antigua de las Landas, con una sorprendente colegiata del siglo XII.

tour des augustins
Tour des Augustins
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El pequeño paraísode Eugénie-les-Bains

El pueblo de Eugenie-les-Bains debe su reputación a un hombre: Michel Guérard. El referente de la nouvelle cuisine se instaló aquí en 1974 con su esposa Christine Barthélémy, heredera de la Chaîne Thermale du Soleil, y aquí fue donde desarrolló el concepto de «cocina de adelgazamiento» y donde en 1977 obtuvo su tercera estrella Michelin, que aún conserva.

La pareja ha transformado profundamente el pueblecito de Eugénie-les-Bains hasta alcanzar la perfección tanto en el ámbito gastronómico como en el del termalismo y la hostelería. Eugénie-les-Bains sigue siendo, no obstante, un pueblo abierto a todo el mundo, de espíritu rural y acogedor. Un pequeño paraíso alejado del mundo, para cuidarse, descansar y divertirse en los diferentes centros termales y los muchos restaurantes del pueblo.

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Aire-sur-l’Adour,un lugar repleto de historia

La última etapa de este viaje por Chalosse y Tursan te lleva a las puertas de Gers, a Aire-sur-l’Adour, pasando por el pequeño pueblo de Duhort-Bachen, antigua bastida con  iglesia, fuente milagrosa y castillo incluidos. Sigue hasta el Château du Lau, una construcción de ladrillos de arquitectura típicamente flamenca.

Aire-sur-l’Adour, un pueblo entre las dos orillas del río cuyos orígenes se pierden en la antigüedad, sobresale por su patrimonio religioso: la catedral Saint-Jean-Baptiste, construida en los siglos XI y XII, da la misa en el centro del pueblo mientras que en las alturas, en el barrio del Mas, se erige la iglesia Sainte-Quitterie que alberga el magnífico sarcófago de mármol blanco de Saint-Béat de la princesa visigoda Quiteria, decorado con esculturas del siglo IV o V. Una etapa obligada para los peregrinos de la vía Podensis.

Aire-sur-l'Adour - Sarcophage