Los landeses conocen Morcenx principalmente por su estación de trenes, parada de la línea Burdeos-Hendaya. Sin duda, merece la pena bajarse en este pueblo ubicado a las puertas del bosque por su patrimonio natural y, sobre todo, sus manantiales milagrosos, que abundan en los alrededores del pueblo. Un circuito permite recorrer estas extrañas construcciones, a veces perdidas en medio del bosque, donde los landeses venían –y algunos aún siguen viniendo– para protegerse de la mala suerte.
Dentro del pueblo, el Domaine de Moré alberga un notable edificio del siglo XVII, así como un estanque, zonas de picnic, sendas para pasear y un arboreto. Ideal para hacer un descanso. Todos los años a finales de abril, Morcenx acoge Festirues, un gran festival de artes callejeras, con espectáculos circenses, teatrales, musicales y humorísticos.