Esta antigua villa termal se encuentra en la confluencia de los ríos Adour y Luy, en un paisaje de barthes, que son zonas pantanosas donde crecen juncos, turberas, bosques de sauces, alisos y álamos, y habitadas por ponis, caballos, bueyes, cigüeñas o garzas. En la ubicación de una antigua cantera de piedra caliza se encuentra ahora una Reserva Natural Geológica de fama mundial. Es testimonio de lo que ocurrió hace 71,6 millones de años en estos antiguos fondos marinos, donde se depositaron multitud de restos animales y vegetales, como vértebras de dinosaurio. Hoy en día se pueden encontrar aquí un gran número de especies de plantas, anfibios, aves forestales y rapaces de acantilado. En este lugar se encuentra también el Muro del César, un acantilado de casi 30 metros de altura que se eleva sobre el río Adour, alrededor del cual giran muchos mitos y leyendas.

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