Etapa obligada de los peregrinos del Camino de Vézelay, la iglesia Sainte-Marie de Roquefort, construida en el siglo XII con piedra caliza local, es una de las más notables de la región. Se encuentra en lo alto de un promontorio a cuyos pies convergen los ríos Estampon y Doulouze. Sus orillas invitan a pasear y dejarse llevar. El visitante también podrá descubrir los vestigios medievales de esta agradable bastida, sus murallas, torres, callejones, plazuelas, antiguos mercados, casas y palacetes, e incluso una antigua cárcel. Los sábados el mercado extiende sus puestos a lo largo de la avenida que lleva a la plaza de toros, íntegramente construida en madera a principios de los años 50. Antes de irte de Roquefort, no dejes de visitar el Espace Découverte de Marc Darroze, con una colección de 200 armagnacs, un espacio de cata y una tienda. Otra parada muy recomendable es Retjons para descubrir los frescos del siglo XIII de su capillita romana, aislada en medio de la naturaleza.

Roquefort