El pueblecito de Solferino es una auténtica curiosidad. Napoleón III, artífice de la repoblación del bosque de las Landas y creador de la estación termal de Eugénie-les-Bains, adquirió, en 1857, 8000 hectáreas de landa para crear una finca imperial agrícola modelo. Se construyeron entonces 38 casas-granjas siguiendo un plano estrictamente simétrico para alojar a los trabajadores. A ellas se sumaron diez las casas de los artesanos, enfrentadas a  lo largo de la calle principal que desemboca en la iglesia Sainte-Eugénie, rodeada por el ayuntamiento, la escuela y la casa parroquial, todo ello atravesado por la vía del ferrocarril que comunicaba Francia con España. ¡Una utopía agrícola digna de la conquista del oeste americano! Y que se mantendría viva hasta principios del siglo XX, después de lo cual el pueblo recuperó su vocación agrícola corriente. Pero sus edificios y su planta simétrica testimonian de esta curiosa aventura.

Solférino chapelle