Ciudades y pueblos que merecen una visita

Desde la prehistoria hasta el art déco de los años 30, pasando por las bastidas de la Edad Media: te invitamos a descubrir otra faceta de las Landas. Cuando conocemos la historia, comprendemos mejor nuestro presente. ¿Qué nos cuentan las Landas? A los locos por la historia, los curiosos, los que siempre queréis saber más… ¡os damos la bienvenida!

Dax: una ciudad de arte e historia

En Dax, la historia de la ciudad se presenta como un libro abierto: desde la cripta arqueológica del Museo de Borda, que data del siglo I, hasta las murallas galorromanas levantadas en el siglo IV, pasando por la catedral de Notre Dame Sainte-Marie, del siglo XVII, los palacetes del centro, la Fuente Caliente (de principios del s. XIX), la sala de espectáculos Atrium, donde aún se respira el ambiente de los Felices Años 20, el hotel y balneario Le Splendid, que se ubica en un palacio también de los años 20, obra maestra del art déco a nivel mundial, o Les Thermes, un edificio moderno obra de Jean Nouvel.

Mont-de-Marsan: una ciudad medieval

Mont-de-Marsan ©Teddy Bear

La capital de las Landas alberga algunos tesoros medievales, entre ellos, la famosa torre del homenaje Lacataye, una imponente torre almenada donde se encuentra la sede del Museo de Escultura Figurativa Despiau-Wlérick. Además, en los alrededores, encontramos varias casas románicas que datan del siglo XII. La más grande se ha convertido en el Museo Dubalen, y forma parte de un conjunto de fortificaciones construidas con una piedra formada por estos de conchas marinas, muy típica de la región. En la calle Maubec, también encontramos casas románicas. Sin duda, una manera diferente de descubrir Mont-de-Marsan.

Saint-Sever: puro patrimonio

Saint-Sever

El pueblo de Saint-Sever alberga una enorme riqueza en torno a su abadía, fundada a finales del siglo X: callejuelas llenas de historia, un claustro del siglo XIII y el Museo de Arte e Historia de Cap de Gascogne, además de muchos palacetes y residencias señoriales desde el Renacimiento hasta el siglo XIX o incluso la villa Sentex, con un increíble conjunto de mosaicos del siglo IV.

No te vayas de Saint-Sever sin contemplar la infinita panorámica del valle del Adour y las landas desde el mirador de Morlanne, que en su día fue un campamento militar romano.

Labastide-d’Armagnac: el encanto de antaño

Esta pequeña bastida es un ejemplo arquetípico de estas ciudades medievales, con su plaza central, sus casas entramadas, sus columnas y arquerías y su iglesia fortaleza, que remata el conjunto. Al callejear por el pueblecito, fundado en el siglo XIII, se encuentran numerosos monumentos interesantes, como un templo protestante del siglo XVII.

Geaune: un viaje por el tiempo

La bastida de Geaune se organiza en torno a 25 parcelas totalmente cuadradas, además de la plaza con soportales; la torre de los Augustins, principal vestigio del convento fundado en 1401; y la iglesia de Saint-Jean-Baptiste, de estilo gótico languedociano, cuya torre del campanario data del siglo XV. Asimismo, alberga la Cave des Vignerons de Tursán y todos los meses de septiembre organiza la feria Lire en Tursan.

Hastingues: un toque inglés

La bastida de Hastingues fue fundada en 1289 por John de Hastings, senescal de la Gascuña, sobre un promontorio rocoso que ofrece unas espectaculares vistas de los gaves (ríos) pirenaicos y de la llanura donde se ubica la abadía de Arthous. Una imponente torre fortificada del siglo XIV da la bienvenida al pueblo. Detrás se esconden las casas entramadas con contraventanas rojas, y algunas joyas medievales como la casa del Senescal, al más puro estilo inglés, o la casa de los Jurats, frente a la iglesia de Saint-Sauveur, en la plaza mayor.

Aire-sur-l’Adour y sus dos joyas

Aire-sur-l'Adour - Sarcophage

En Aire-sur-l’Adour, encontramos la catedral de Saint-Jean-Baptiste, construida entre los siglos XI y XII, una de las edificaciones más importantes de la arquitectura religiosa de las Landas. En la parte alta de la ciudad, en el barrio de Mas, se alza la iglesia de Sainte-Quitterie, que alberga un magnífico sarcófago de mármol blanco de Saint-Béat donde descansan los restos de la princesa visigoda Quitterie, adornado con esculturas del siglo IV o V. Una etapa imprescindible para los peregrinos del camino de Le Puy.

Montfort: el corazón de la Chalosse

Desde el mercado de abastos, un pequeño circuito conecta las estrechas callejuelas del siglo XIII con los notables edificios del pueblo, pasando por el Jardín de Payot o la Fuente de los Cien Escalones. En la parte baja del pueblo, el Museo de la Chalosse, ubicado en la hacienda de Carcher, repasa la vida del campo de Chalosse en el siglo XIX y organiza visitas guiadas, exposiciones y actividades para toda la familia.

Roquefort: una ciudad fortificada

Esta pequeña ciudad situada al norte de las Landas invita a deambular por sus callejuelas de atmósfera medieval: alrededor de la iglesia fortaleza del siglo XII, construida con piedra calcárea, encontramos murallas, torres, plazoletas, mercados, palacetes e incluso una antigua prisión. El conjunto se sitúa por encima de las orillas del Estampon y el Doulouze.

Hontanx: la original

A esta bastida de una sola calle se entra por un antigua puerta fortificada que recuerda falsamente a un campanario toscano, con su matacán y su cadalso de madera que alberga las campanas de la iglesia de Saint-Martin. Un poco más adelante, la capilla Saint-Blaise del siglo XII, justo al lado del Château d’Aon, una casa fortificada del siglo XIII de aspecto imponente y severo. Esta se erige frente al Grand Étang, un lago en cuyas orillas descansan un molino del siglo XIV, una pesquería y un puente, construido en el siglo XV con sillería, al más puro estilo románico.

Marquèze: mucho más que un ecomuseo

Ecomusée de Marqueze - Yohan Espiaube

En este airial de 25 hectáreas, situado en pleno bosque, el visitante experimentará una auténtica inmersión en las Landas más rurales y forestales. Allí se han vuelto a construir las casas tradicionales, granjas, campos, molinos, hornos de pan, corrales, etc. tal y como eran en su época. ¿Qué mejor manera de redescubrir la forma de vida y los conocimientos ancestrales de la región que en un ambiente bucólico?

Abierto desde junio hasta noviembre, el Ecomuseo de Marquèze propone muchas actividades, exposiciones, espectáculos, conciertos y talleres. Una visita obligada a tu paso por Las Landas.

Brassempouy: los orígenes

En Brassempouy, un pueblecito de Chalosse, se halló hace más de un siglo la representación más antigua de un rostro humano: la Dama de Brassempouy, delicadamente tallada en un trozo de marfil hace 25 000 años.

Brassempouy se convirtió así en un importante yacimiento prehistórico, que cuenta con un museo y un Archéoparc, donde podemos sumergirnos en el día a día de los hombres y mujeres del Paleolítico por medio de numerosos talleres y actividades desde febrero hasta noviembre: reproducciones de animales a tamaño real, viviendas, caza, artesanía… ¡Ideal para las familias!

La abadía de Arthous: una joya del arte románico

La abadía de Arthous fue fundada en el siglo XII y es uno de los conjuntos de arte románico más bonitos del suroeste francés, lo que debe en gran medida a la decoración de sus modillones y a sus originales capiteles esculpidos.

En la actualidad, está restaurada, y se ha convertido en el Museo de Historia y Arqueología del Departamento. De la colección, destacan unas notables esculturas ecuestres magdalenienses. El museo propone además exposiciones, actividades, visitas guidas y eventos, así como excursiones culturales, desde abril hasta noviembre.

Sorde-l’Abbaye: un lugar lleno de magia

Erigida en el siglo XI sobre las orillas del río Gave d’Oloron, la abadía de Sorde constituye un conjunto arquitectónico único en su especie. Está conformado por la iglesia y sus mosaicos, los distintos edificios del convento (claustro, sala capitular, refectorio, colecturía, locutorio, vestíbulo, terraza, silos subterráneos) y la villa del abad, donde se encuentran las termas y los mosaicos (en proceso de restauración).

Vive una increíble experiencia medieval por medio de las distintas visitas temáticas, exposiciones y eventos culturales y artísticos que se ofrecen desde marzo hasta noviembre.

Samadet: la capital de la cerámica

El pueblecito de Sadamet lleva muchos siglos cultivando un saber hacer único y original: el arte de la loza. El Museo de la Cerámica y de las Artes de la Mesa revela los secretos de esta historia a través de más de 300 obras. En pleno centro, la Casa de la Cerámica de Tursán presenta una colección permanente de más de 130 piezas contemporáneas, así como una exposición de venta. Un arte apasionante que merece la pena conocer.